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En las tardes azules de verano...

La ciudad.

No husmean manadas de lobos en la entrada de la ciudad, ni aguarda Caronte en una barcaza sobre el lago Estigia. Sólo indigentes envueltos dentro de abrigos raídos o guardapolvos, arropados en cartones o en periódicos amarillentos como la bilis, solo el asfalto turbulento, charcos de gasolina insinuando el arco iris, luces frías e interminables, los contenedores abiertos como escaparates, sólo largas paredes de metal opaco constituyendo una muralla de diapasones, inscripciones xenófobas y desperados mensajes de amor, todas las calles tienen una lapida donde enseñar su nombre y las persianas se cierran con ruido de cargar escopetas. Hace frió esta noche. A lo lejos centellean las pirámides y crecen los puentes de edificio en edificio, y las pantallas donde se anuncia o se divierte o se advierte o se vigila y los neones iluminando con tiento el cielo instalado en la ceniza, resplandores plateados y susurros y mentiras y todo el miedo del mundo en el zumbido de las líneas telefónicas y la muerte palpita, galopa sobre las aceras, omnipotente como la oscuridad, y toda la tristeza del mundo brillando sobre la ciudad enferma. Bienvenido, viajero, bienvenido al infierno.

5 comentarios

lobo -

bueno... algún lobo si que husmea, esperando agazapado para comerse tu sombra de papel..

imma -

com diria amb català déu ni doret..

silvia -

ole!!!

jio -

bienvenido viajero al infierno... los ciudadanos ya vivimos en el infierno?
si y no.
pero tu texto me ha gustado polux.

piruleta -

"Zumbido de líneas telefónicas"Me ha gustado. "Toda la tristeza del mundo brillando sobre la ciudad enferma". Me gusta ese juego de tristeza y brillar y me resulta fácil imaginar...
Un saludico!