Blogia
En las tardes azules de verano...

Odio amarte.

Odio amarte. Ni siquiera me has dejado hablarte, una simple mirada me ha bastado, ¿es posible aglutinar tanto desprecio? ¿concentrar tanto veneno?, todas las cosas que compartimos, todas las palabras, las promesas, todo convertido en nada. Tus ojos de mercurio me ha traspasado de arriba abajo llevándoselo todo cuando se han retirado. Y me he sentido pequeño, minúsculo, perdido en la calle. Ha sido un día gris.

2 comentarios

Teresa A.M. -

Es posible. Porque lo que queda cuando el amor se va no suele ser odio: suele ser indiferencia. Y la indiferencia es mucho más hiriente que el más intenso de los odios.

Ame -

Jo, si es que últimamente todos hablamos de días grises :( es la nieve y el frio, que ensucia los recuerdos, por eso va bien llorar, para intentar limpiarlos...