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En las tardes azules de verano...

Caos

Me temo que soy adicto al caos.

Odio amarte.

Odio amarte.

Ni siquiera me has dejado hablarte, una simple mirada me ha bastado, ¿es posible aglutinar tanto desprecio? ¿concentrar tanto veneno?, todas las cosas que compartimos, todas las palabras, las promesas, todo convertido en nada. Tus ojos de mercurio me ha traspasado de arriba abajo llevándoselo todo cuando se han retirado. Y me he sentido pequeño, minúsculo, perdido en la calle. Ha sido un día gris.

M.A.A.

Hoy es un día tan bueno como cualquier otro para empezar mi Método de Autodestrucción Agresivo. Cirrosis, yo te saludo.

Impotencia.

Impotencia.

Mi vida se parece mucho a subir por una escalera utilizando los peldaños que uno deja atrás para ponerlos delante. Y eso no me gusta. Volver siempre sobre el pasado, siempre con los recuerdos presentes. El relacionar cada cosa que me ocurre, cada acción que emprendo o cada decisión que debo tomar con las experiencias pasadas supongo que es normal e inevitable pero el tener que vivir condicionado por un bagaje, a menudo no muy bueno, me asusta. ¿Decidirán las Parcas mi futuro? Espero que no

Frio.

Frio.

Esta noche hace mucho frío, quizá nieve. Ojala. Todo parece más limpio, aunque sepas que debajo del blanco hiriente permanece la misma inmundicia y podredumbre de siempre. Me siento bien, si mañana el mundo se torna blanco volveré a ser niño y esta sonando Billie, mi dulce Billie...¿Qué mas puedo pedir?

Feromonas

No voy a devolvértela. Estas ultimas noches me he sorprendido, entre avergonzado y gozoso, deambulando por la casa en busca del sueño perdido - como Proust o ¿era Indiana Jones? -, con ella en las manos. Tu perfume,tu sudor, tu olor; tu esencia. En mis manos. Cada dia se aleja más, pero mientras tanto me trae tu brillante mirada y tu pelo revuelto, la cascada de tu risa entre las sabanas revueltas. Pensandolo bien, es posible que te la devuelva, cuando recupere lo que me quitaste. Esa pequeña luz que malvivía en mi pecho y que entre tus pálidas manos crecío y crecío hasta llenarme, hasta llenarlo todo. Quiero volver a guardarla a buen recaudo, a salvo de ventiscas y de errores, en espera de darle otra oportunidad. Devuelveme la esperanza.

Sensaciones

En las tardes azules de verano, iré por los senderos,
picoteado por los trigos, pisoteando la hierba menuda:
Soñador, sentiré la frescura en mis pies.
Dejaré que el viento bañe mi cabeza desnuda.

No hablaré, no pensaré en nada:
Pero el amor infinito montará en mi alma,
e iré lejos, bien lejos, como un bohemio,
por la naturaleza, –feliz como con una mujer.

El comienzo. Me gusta que Rimbaud este conmigo, quiza me traiga suerte...